DOI: https://doi.org/10.32870/vsao.v6i11.7733

Lecturas y reseñas

 

Tres ejemplos del modelo depredador y la tragedia de los comunes

Three Examples of the Predatory Model and Tragedy

 

Armando Chávez Hernández1

1Universidad de Guadalajara

 

Resumen

El texto aborda cómo el modelo económico neoliberal y las decisiones políticas han exacerbado el impacto de desastres naturales y sociales, destacando eventos recientes en 2024 como la DANA en Valencia, los huracanes en México y la “sequía” en New York. Estas catástrofes, lejos de ser solo fenómenos naturales, reflejan la interacción de procesos humanos, como el crecimiento urbano descontrolado y la explotación de recursos. El análisis sugiere que el aumento de eventos climáticos extremos está vinculado a un modelo de desarrollo insostenible, que afecta de manera desigual a las poblaciones más vulnerables. Se enfatiza la necesidad de reconocer la responsabilidad humana en estos desastres, en lugar de atribuirlos exclusivamente a la naturaleza. Concluye que, pese al avance científico y técnico, la falta de previsión y respuestas adecuadas persiste, resaltando la urgencia de reformar políticas para enfrentar eficazmente los desafíos climáticos y mitigar futuras tragedias.

Palabras clave: Cambio climático, desastres naturales, urbanización, explotación de recursos naturales, política ambiental

 

Abstract

This text addresses how the neoliberal economic model and political decisions have exacerbated the impact of natural and social disasters, highlighting recent events in 2024 such as the DANA in Valencia, hurricanes in Mexico, and the “drought” in New York. These catastrophes, far from being purely natural phenomena, reflect the interaction of human processes such as uncontrolled urban growth and resource exploitation. The analysis suggests that the rise in extreme climate events is linked to an unsustainable development model that disproportionately affects the most vulnerable populations. It emphasizes the need to recognize human responsibility in these disasters, rather than attributing them exclusively to nature. The text concludes that, despite scientific and technical progress, the lack of foresight and adequate responses persists, underscoring the urgency of reforming policies to effectively confront climate challenges and mitigate future tragedies.

Keywords: Climate change, natural disasters, urbanization, exploitation of natural resources, environmental policy

 

Recibido: 13/11/2024

Aceptado: 10/01/2025

 

 

Introducción

La problemática que ronda el análisis de este articulo hace referencia a un viejo tema, la tragedia de los comunes, explicada por Garrett Hardin en un ensayo de finales de los 60 (2009), el cual tuvo fuerte impacto en el movimiento ecologista y en las ciencias económicas de ese momento. En resumen, lo que plantea y que considero es pertinente en el marco de este trabajo, es la perspectiva de valoración de que las catástrofes forman parte sustancial de la socialización de las pérdidas y consecuencias con respecto a la privatización de los beneficios, es decir, la ganancia de unos pocos a costa de los que sea, dejando tras de sí el costo a la sociedad entera que no fue beneficiada y que por el contrario carga con los pasivos -sociales y ambientales- que se causaron. No hay que perder de vista que en el mundo en que vivimos, aunque primero pagan las personas más desfavorecidas, antes o después todos terminaremos padeciendo las consecuencias.

No cabe duda de que todo lo que hacemos o dejemos de hacer con respecto a prevenir o no los desastres tiene consecuencias, por eso tiene sentido común la forma en que se interpreta lo sucedido sólo cuando aparecen las muestras de que el futuro de la destrucción nos alcanza. Después de uno de los últimos acontecimientos globales como la pandemia de 2020, el mundo de los favorecidos ha cobrado cada vez más conciencia de que las catástrofes “naturales” también pueden tocar a su puerta; se han presentado eventos catastróficos como inundaciones, olas de calor extremas y sequías han dejado de ser fenómenos aislados para convertirse en una verdadera catástrofe mundial que ha generado ha dejado patente tendencia de degradación global.

En el contexto del cambio climático, las catástrofes no solo afectan a regiones vulnerables, sino también a aquellas consideradas tradicionalmente seguras. Eventos recientes, como la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA[1]) que devastó Valencia en octubre de 2024, los huracanes que golpearon México, y la inesperada alerta de sequía en Nueva York, exigen una reflexión crítica sobre las causas profundas detrás de estas tragedias.

Más allá de los fenómenos naturales en sí mismos, estas catástrofes reflejan los efectos acumulativos de un modelo de desarrollo insostenible. El modelo neoliberal y sus devotos, con su énfasis en la maximización del capital a corto plazo y la explotación intensiva de los recursos, ha intensificado la vulnerabilidad tanto ambiental como social, lograron antes que el bienestar la democratización del riesgo y el deterioro. Esto no solo profundiza las desigualdades preexistentes, sino que también exacerba la frecuencia e intensidad de los eventos extremos.

A lo largo de este análisis, se examinarán las dinámicas históricas y contemporáneas que vinculan el modelo económico global con la crisis ambiental y social, buscando identificar no solo las causas subyacentes, sino también posibles caminos hacia la mitigación y adaptación. La clave reside en reconocer el papel central de la acción humana, particularmente las de sus actores políticos y económicos, como detonantes de estos procesos.

Es importante resaltar, que el modelo depredador se incrementó gracias a la irrupción de un país comunista como China, cuyo sistema político y económico podría parecer contrario a los intereses capitalistas, pero en la práctica funcionó como una sociedad de mutuo beneficio que amenaza la estabilidad de los procesos naturales del mundo entero. Desde su apertura al mundo de 1978 a 2023 ha sido el país de mayor crecimiento promedio anual con 9% (Banco Mundial, s. f.-c), esté fenómeno se finco en la creciente capacidad productiva, que inundan el mercado mundial con mercancías a costa de contaminación y espolio de recursos naturales.

Las evidencias, así como las respuestas de lo que sucede no están lejos de nuestro alcance, en el territorio se inscribe la historia que más valdría aprender, el paisaje es la expresión, palimpsesto vivo donde podemos leer las líneas que nos debieran enseñar formas de convivencia más armónica y equitativa. Aquí trataremos de hacer un ejercicio primario de la lectura de esas historias que se han tatuado en los ejemplos que veremos a continuación.

 

Contexto

El año 2024 ha sido un claro recordatorio de la fragilidad de nuestras sociedades frente a los desafíos climáticos. Desde los huracanes en las costas de México y el sur de los Estados Unidos, las lluvias torrenciales en Europa, incluso la inopinada alerta de sequía que el alcalde de New York declaró el 2 de octubre, son ejemplos interconectados de los efectos de un clima cada vez más inestable. Año con año se registran mayor cantidad de eventos extremos, de acuerdo con la organización meteorológica mundial (2023), el 2023 ha sido el más cálido desde que se tienen registros, el deshielo se acelera, las altas temperaturas oceánicas alimentan lluvias torrenciales. Este incremento el calentamiento global, se retroalimenta de un manejo inadecuado de los recursos, la creciente concentración poblacional urbana, la ineptitud, el negocio inmobiliario y la ausencia de la planificación territorial.

La urbanización descontrolada es uno de los factores clave en la creación de desastres "naturales" que son, en realidad, construcciones sociales. Según datos del Banco Mundial (s. f.-a y s. f.-b), la población mundial mantiene un crecimiento sostenido y más del 56% vive en ciudades (Figura 1). Esta concentración poblacional cuyos patrones de consumo se han incrementado, ejerce una presión sin precedentes sobre los ecosistemas locales, fomentando la destrucción de áreas naturales que actúan como amortiguadores frente a fenómenos extremos. Además, muchas de estas áreas urbanas se desarrollan en terrenos de alto riesgo, como llanuras aluviales, costas o zonas montañosas deforestadas, lo que agrava las consecuencias de los desastres.

 

Figura 1. Datos de población mundial (miles de millones) y urbana (% del total)

Fuente: Gráficos Población total y urbana. Tomados de Banco Mundial (s. f.-a y s. f.-b)

 

El incremento de consumidores voraces ha sido auspiciado por la que hoy es la gran fábrica del mundo, China, lugar de manufacturas de productos basura que inundan los mercados. Lo anterior parece una perversión con sello asiático, aunque realmente puede leerse como el afán de reproducción de los grandes capitales norteamericanos y europeos, que estuvieron detrás del proceso de apertura del gigante asiático para acrecentar sus ganancias. Hoy, sin reparar en sus ambiciones, pretenden echar atrás los desequilibrios geopolíticos que crearon, aunque no por las razones correctas que amenazan la precaria estabilidad del planeta.

Otro efecto clave de la acción antrópica bajo el modelo económico prevaleciente es la deforestación, de 1990 a 2020 se estima una pérdida de bosques primarios de 81 millones de hectáreas (FAO, 2020), esa superficie equivale a destruir 1.6 veces España o el 40% del territorio de México.

Estos pocos factores mencionados sirven para aproximarnos al telón de fondo sobre el que se suceden los procesos naturales, muchos de los cuales se convierten en tragedias por las cuales nos mostramos sorprendidos. Les llamamos tragedias naturales para evitar nuestra responsabilidad en su generación y más aún en sus consecuencias. En algunas ocasiones son producto de eventos ciertamente extraordinarios y otras no tanto, no obstante, contamos con los medios de observación necesarios para que al menos se pudieran tomar medidas más efectivas para disminuir sus efectos.

Es cierto que el desequilibrio de los procesos naturales se vuelve cada vez más evidente, pero desde luego que no es una consecuencia gratuita, lamentablemente en la mayoría de los casos afecta a las personas más vulnerables, aunque los ejemplos más actuales, muestran que cada día será más factible que todos los padezcamos por igual.

 

Malos ejemplos

Las tragedias de este 2024 nos dan lecciones que, a juzgar por la dinámica de la discusión, tiende a ser ignorada por los políticos de todo tipo de orientación, ya que su principal misión es eludir las consecuencias de sus errores e ineptitudes dentro del modelo de desarrollo prevaleciente y prefieren enfrascarse en las descalificaciones mutuas para lograr el favor de los enojados electores y continuar viviendo del productivo negocio de la política.

Antes de pasar a los ejemplos es importante apuntar que una vez que se producen los eventos catastróficos con todos sus primeros grandes efectos, la verdadera tragedia apenas inicia, ya que a la destrucción de sus patrimonios se suman la falta de servicios básicos, alimentos, agua y sobre todo un futuro incierto que se prolonga días, meses, incluso años.

 

a)   Valencia en apuros

El tema más reciente ha sido el evento “sorpresivo” del fenómeno de la gota fría que literalmente golpeo varias regiones del sureste de España, en especial la periferia de Valencia donde se ubica Paiporta considerada lo zona cero de la tragedia, donde se ha mostrado la inconformidad de los afectados de forma más contundente por la mala actuación de sus autoridades.

Pese a las alertas, los responsables de poner a resguardo a la población optaron por dedicar el tiempo a sus propios intereses, la primera alerta de la agencia estatal de meteorología llegó el 23 de octubre de 2024, seis días antes de la tragedia, el 29 se declara peligro extremo, desde las primeras horas de ese día inician las lluvias, aunque lejanas de la zona que a posteriori sería la de mayores daños. Desde de las 11 de la mañana de ese fatídico martes, lluvias de diferente intensidad se prolongan por más de 12 horas en y alrededores de la rambla (barranco) de Chiva o de Poyo (Figura 2), a partir de ahí todo fue caos.

 

Figura 2. Dinámica de las lluvias del día 29

Fuente: Elaboración propia a partir de datos ráster de precipitación obtenidos de COPERNICUS (Muñoz-Sabater, 2019).

 

Las inundaciones se sucedieron en varios frentes, pero las mayores concentraciones se produjeron a lo largo de la cuenca de Poyo que desemboca en las zonas bajas de la margen derecha del río Turia. La DANA descargó grandes cantidades de agua en muy poco tiempo, supero todos los antecedentes registrados hasta el momento (Con base en datos de @AEMET, la cantidad de lluvia máxima en 24 horas del día 29 para la región, representó cerca del 50% del promedio anual). Los máximos de precipitación se ubicaron en estaciones del borde mediterráneo desde Valencia hasta Andalucía (Tabla 1). La mayor precipitación registrada para el día de referencia fue Utiel en Valencia (Figura 3), esa área alimentó los escurrimientos torrenciales que se canalizaron por la barranca de Poyo, fue el área de mayor desastre desde Chiva hasta más allá de Paiporta. Grandes riadas que destruyeron todo a su paso, arrastraron multitud de autos que contribuyeron a complicar aún más la situación por el efecto represa (Figura 4).

 

Tabla 1. Precipitación acumulada en 24 hrs. del día 29 de octubre de 2024

Fuente: Precipitación acumulada. Tomado de © AEMET)

 

 

Figura 3. Estación Utiel precipitación en 24 hrs. por día

Fuente: Estación Utiel. Tomado de © AEMET)

 

Figura 4. La tragedia en Paiporta, Valencia.

Foto: Tomado de Redacción (2024).

 

No obstante, lo extraordinario de las lluvias, estas no explican por si solas el tamaño de la tragedia. Existe un proceso histórico donde se acumulan los errores, la incapacidad y la indolencia. Existen antecedentes de los efectos de este tipo de eventos meteorológicos, incluso muy lejanos en el tiempo, lo cual hace más graves las omisiones cometidas:

desde Alaquás como a un quarto de legua se atraviesa el barranco, que empieza en las montañas en Buñol con dirección a Chiva, entra en esta villa y continúa por el término de Cheste, donde recibe otro considerable: engrosado con este aumento y con las vertientes de aquellos montes, cruza el llano de Quart junto a la venta de Poyo, pasa después por las cercanías de Torrent, que dexa a su derecha, como igualmente Catarroja, y desagua en la Albufera de Valencia. Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas, quando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente, que destruye quanto encuentra. En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva […] (Cavanilles, 1797, p. 157).

No es casualidad que la tragedia en Valencia tenga un claro patrón espacial, toda la margen derecha del actual cauce del río Turia. Si bien, la modificación del cauce natural del Turia evitó mayores daños en la ciudad, es claro que se sabía de la vulnerabilidad que eso causaba hacia los terrenos del margen derecho, esa información se ignoró, las urbanizaciones crecieron en forma consistente sin considerar el peligro, un ejemplo de ello se puede observar en la evolución del crecimiento urbano de Paiporta (Figura 5). No obstante que ya se advertía en el plan de acción contra el riesgo de inundación en la comunidad valenciana (PATRICOVA) de la ocupación inmobiliaria en tierras inundables, poco a nada se hizo para enfrentar el poder de los intereses inmobiliarios, que continuaron su expansión sobre espacios notoriamente problemáticos (Dirección general de ordenación del territorio, urbanismo y paisaje, 2015).

 

Figura 5. Proceso de urbanización de Paiporta, Valencia.

1956-1957

2021

Fuente: Geografía de las inundaciones. Tomado de Moreno (2024).

 

Por si el conocimiento popular (ignorado) de los efectos de las sucesivas gotas frías no fuera suficiente, la información que ha surgido posterior a la DANA de 2024 en Valencia, del que dan cuenta numerosos periódicos e informativos españoles, muestran la pésima gestión realizada por autoridades de todos los niveles de gobierno, lo que magnificó las consecuencias.

Como en España, mucho se puede achacar al famoso cambio climático, pero lo cierto es que gran parte de lo de ocurrido es consecuencia antrópica, en especial de la clase política que responden a los intereses de grupos oligárquicos antes que a la ciudadanía que más lo necesitan, es decir, responden a las necesidades del modelo depredador para la reproducción de capital, que al final del día, está en la base de la mayoría de las tragedias que antes como ahora acontecen en el mundo moderno.

 

b)   En Acapulco fue

En la temporada de huracanes de los últimos dos años en México, la tragedia se cebó en particular sobre Acapulco, en 2023 el huracán Otis con fuertes e impredecibles rachas de viento y 2024 con John de trayectoria errática, lenta y destructiva asolaron una sociedad ya de por si castigada por el flagelo del narcotráfico.

Tras los destrozos de Otis provocados principalmente por el viento, este año la gran cantidad de agua terminó de destruir lo que aún quedaba, poco más de 1000 mm de precipitación en cuatro días de lluvia continua (Del 24 al 27 de septiembre llovió más del 70% de lluvia promedio anual), pusieron bajo el agua a gran parte del puerto (Figura 6), pero esto no fue una realmente una sorpresa, ¿cómo no se inundarían las zonas afectadas si todo indicaba que eran áreas altamente susceptibles? Las lecciones siguen y seguirán, mientras el negocio inmobiliario se decida el derrotero de las ciudades, seguiremos con los lamentos de lo que la pérfida naturaleza nos ocasiona.

 

 

Figura 6. La velocidad y trayectoria del huracán John lo mantuvieron alrededor de Acapulco.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos ráster de precipitación obtenidos de COPERNICUS (Muñoz-Sabater, 2019).

 

En Acapulco como en Valencia, se ignora el conocimiento acumulado, el crecimiento inmobiliario se impone y fabrica los futuros afectados por los fenómenos naturales. No se puede argumentar desconocimiento, tampoco se puede decir que son fenómenos desconocidos, Vito Alessio Torres en su libro Acapulco en la historia y en la leyenda (1948) señala, que además de los sismos como origen de desgracias para el puerto “hay que añadir fuertes temporales: verdaderos diluvios acompañados de huracanes que han destruido varias veces la ciudad de Acapulco. Estas copiosas lluvias que, durante varios días, constituyen para la ciudad un serio peligro, pues rodeada como está de altas montañas, deja correr sobre ella verdaderos torrentes impetuosos que lo arrasan todo”. Continua con un ejemplo “El 9 de agosto de 1810 se desató sobre Acapulco un fuerte temporal huracanado que echó por tierra 124 casas” (Torres, 1948, pp. 175-176).

Así, sin atender a la información y las consejas se construye donde no se debe, sea que se inundará o porque es a costa de bosques protectores que mitigan los efectos de los temporales, no hay obstáculo para la expansión urbana. Los cerros del contorno de Acapulco y la vecindad de la laguna costera de Tres Palos se han cubierto de calles, casa y edificios, la comparación de las imágenes de 1970 a 2020 son reveladoras de la expansión urbana destructiva, hablan por sí mismas (Figura 7), luego nos llamamos sorprendidos de la fuerza de la naturaleza.

 

Figura 7. Comparativo del crecimiento Acapulco.

1970

1995

2020

Fuente: Mapa topográfico de 1970, mosaicos de ortofotos 1995 y 2000. Adaptados de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (s. f.).

 

Los excesos en New York

Las paradojas del agua. Ayer desastre de los excesos acuosos ya comentados hoy aparece una nota del alcalde de New York Eric Adams (AP., 2024), que alarmado advierte a sus gobernados que habrá problemas de abasto de agua por la sequía que los azota, por lo cual deberán tener cuidado y quizás pasar algunas “penurias”. Resulta que consideran sequía que durante en octubre de este año llovió menos de 1 mm, cuando la media histórica de precipitación para New York es de poco más de 11 mm, de ahí la alarma de una ciudad de excesos. Quizás este suceso de New York sea uno de los mejores ejemplos del modelo depredador, del cual parecen no darse cuenta

Hace 30 años se consideraba como óptimo empírico de abasto de agua 300 litros per cápita día, después la OMS (Organización Mundial de la Salud, 2003), quizás debido a los crecientes problemas de carencia de agua dulce, consideró un óptimo de 100 litros. Los excesos del lenguaje y quizás, la falta de conocimiento, llevaron al alcalde a decir que hay sequía, se olvidan -a propósito-, algunos datos tan simples como los comentados. Hace 30 años ya se consideraba una barbaridad que las ciudades donde más se consumía agua tuvieran promedios de 400 o 450 litros per cápita día, sin embargo, de acuerdo con los datos que aporta la nota periodística, un habitante de New York consume casi 600 litros día. ¿Será que hay sequía? Claro, toda la culpa es del cambio climático, como el alcalde es demócrata ese discurso le viene bien, los trumpistas, negacionistas al fin, dirán que es simplemente entupido, así quedará el verdadero problema en la penumbra.

Con los políticos pasan cosas curiosas, con tal de parecer preocupados por nuestro bienestar caen en alguno que otro ridículo, en todo caso, si la sequía es, no se fraguo en un mes, si la sequía es, un poco tonto el alcalde sí que es puesto que él y todos los anteriores deberían haber tomado cartas en el asunto.

 

Balance preliminar respecto a estos eventos

El balance aun preliminar de las secuelas de la DANA en Valencia, España, presenta al menos 219 víctimas mortales confirmadas y contando, 93 desaparecidos, 36,657 personas rescatadas, una estimación de 950,000 damnificados y al menos 75,000 vehículos dañados (La Moncloa, s. f.; Belarte & Nieves, 2024; El País, 2024; De Miguel, 2024; Santana, 2024).

Respecto al huracán John en las costas del pacífico mexicano, las consecuencias no fueron menos dramáticas, más de 29 muertos, 236 mil afectados, más de 67 mil inmuebles dañados, un número indeterminado de vehículos dañados, tan sólo en algunos municipios costeros de Guerrero (Efe, 2024b; Guillén, 2024).

¿En New York? Por el momento sólo una sensación de incomodidad que como en los otros casos, tendrá efectos desiguales dependiendo de las posibilidades económicas de cada afectado. Si, sólo una sensación de incomodidad ya que, acostumbrados al despilfarro, ven como tragedia la posibilidad de limitar su uso de agua, sin querer saber que una ciudad como esa contribuye al problema ambiental global.

Los casos revisados mueven a la reflexión, los fríos números sólo son la cara menos dramática, aunque reveladora de los errores cometidos por las clases dirigente y los grandes capitales que alientan el consumo masivo sin freno, las tragedias apenas inician para la mayoría en un planeta que se degrada con velocidad, restablecerse de un evento traumático requiere en ocasiones años, mucho de lo perdido nunca regresará. La tragedia también tiene tintes relativos, existen algunas personas y sitios en el planeta que no son noticia, que no son tema, se ha normalizado su desgracia cotidiana, lugares en guerra, contaminados, sin agua, medicinas o alimentos, también son efectos del modelo de desarrollo que domina, son los pasivos, constituyen la tragedia y la catástrofe.

Deberíamos estar obligados a recapacitar, pero, sobre todo, obligar a quienes viven de la política, y están al servicio de aquellos que son directamente responsables de las tragedias, más aún, que incrementan sus grandes capitales a costa de todos, a enmendar su actuar como servidores públicos del Estado, aunque más valdría obligarlos a renunciar.

El lamento no es la única opción, muchas cosas se pueden y deben hacer. Es claro que deberíamos desechar el modelo de desarrollo, pero en tanto eso ocurre, muchas acciones deben ser tomadas y exigir que se hagan. No obstante, el modelo económico, es fundamental atender algunas acciones con carácter de urgencia:

·      Vigilar con mayor énfasis el accionar de los políticos y administradores de los bienes públicos.

·      Controlar y hacer pagar a los agentes inmobiliarios las consecuencias de sus acciones.

·      Controlar el consumismo desbordado con productos de un solo uso o de ínfima calidad comercializadas por las empresas chinas a través de comercio en línea. No sólo agotan, presionan los recursos naturales y contaminan, también destruyen cadenas productivas locales con graves consecuencias sociales.

·      Imponer mayores impuestos a los grandes capitales que siguen creciendo sin control.

·      Desechar la falacia de las energías limpias. Estas lo único que hacen es relocalizar la evidencia de los impactos.

·      Mejorar nuestros propios hábitos de convivencia, reeducarnos bajo la premisa de un mundo que agota sus recursos.

En los ejemplos que hemos repasado, es claro que muchas cosas han fallado y muchas otras son el resultado de la acumulación de errores, pero lo que no se puede creer es que a estas alturas de la historia humana y con el desarrollo científico-técnico que presumimos, no se sea capaz de implementar mejores previsiones y respuestas ante peligros, ya conocidos, menos creíble aún son los otros problemas señalados, a los cuales no podemos achacarle la perfidia de la naturaleza. Quizás, sólo quizás podemos hacer algo más que ver el concierto de disculpas, falsa solidaridad y el ejercicio de eludir las responsabilidades de la clase política de todas latitudes.

 

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[1] Depresión aislada en niveles altos de la atmósfera. Es un proceso atmosférico complejo, ocurre cuando de una corriente de aire frío que circula en las capas altas de la atmósfera (Corriente en chorro polar), se desprende una masa de aire de la corriente principal y desciende en latitud. En su trayectoria hacia el sur, al entrar en contacto con aire más cálido y húmedo, generalmente sobre el mar Mediterráneo, tiende a producir fuerte inestabilidad atmosférica que dan lugar a intensas lluvias y tormentas. Con el incremento en el calentamiento global, estos procesos tienden a ser más violentos y prolongados en el otoño de la región del Mediterráneo noroccidental. Para más información consultar Martín (2021) y Fundación Aquae. (2019).