Este número de Vínculos está dedicados a realizar revisión del concepto de desigualdad. Nos parece importante proponer una pausa para pensar críticamente cómo las y los investigadores interesados en este tema construimos el argumento de la desigualdad no solo como un problema social, sino como un problema sociológico, es decir, no solo como una falla en la distribución de los recursos, sino como el resultado funcional de arreglos sociales sostenidos por relaciones asimétricas de poder, tanto a nivel estructural como al ras de las interacciones sociales. Los artículos publicados muestran una visión crítica de los estudios de desigualdades desde las ciencias sociales y, en particular, desde la sociología.

Con el título “La era de los trasportes, contribuciones críticas al estudio de la velocidad” centramos la investigación en entender las diversas maneras en que los transportes motorizados modifican no sólo el espacio de las sociedades modernas, sino también las interacciones y percepciones de la gente en el siglo XXI.

A estas alturas quienes cultivamos las disciplinas humanísticas y las llamadas ciencias sociales, tendríamos que ser conscientes del enorme legado las ciencias de la basura que, entre otras cosas, permite diagnosticar los comportamientos en el consumo, el descarte de desechos, las políticas ambientales, las decisiones técnicas sobre las de la necesidades sociales. En el campo de las ciencias sociales del país, la ausencia del enorme potencial que tiene la garbología para entender las dinámicas ambientales de las metrópolis de hoy, parece ser más que un descuido intelectual, un desconocimiento de esta o en el peor de los casos, un ninguneo al despliegue metodológico y teórico de este saber. La finalidad del presente número tiene de base este llamado de atención no solo a la sociología, sino a las ciencias sociales en general.

Las ciencias sociales todavía no profundizan a cabalidad el fenómeno del agua. No han construido, a partir de sus propios conceptos y categorías, comprensiones amplias de las realidades del agua. 

La búsqueda de una sociedad feliz, de un orden social que permita la convivencia armónica entre iguales y diferentes, con base en el respeto a la dignidad y diversidad sociocultural así como en los derechos humanos, requiere la participación ciudadana y del Estado. Para tal fin, las sociedades han creado instituciones, leyes, normas, códigos y acuerdos: un marco jurídico en que se fundamentan los derechos ciudadanos y los deberes del Estado. En este contexto, el estudio de las políticas públicas, su planeación, aplicación y evaluación en diversos niveles de gobierno nos permite conocer el estado actual del desarrollo social, así como evaluar la correcta interpretación y valoración de las necesidades sociales y las respuestas que da el Estado para resolver los grandes problemas nacionales.